El rincón de las arañas

House of Palms

26 Oct , 2017  

Prof. Hermes J. Sanabria

AUF, MUFP, MUQN, Tenfield, Mujica, Lugano… la historia de lo que pasa hoy en el fútbol uruguayo tiene muchos actores y muchas aristas. Esto casi debería venir con un manual para comprender la historia de forma global, como en la novela 100 años de soledad de García Márquez. Para peor, si hay alguno de los personajes que realiza cambios bruscos de accionar, la gente se termina perdiendo porque por lo general, los buenos siempre son buenos y los malos siempre son malos. Tal parece ser el caso del presidente de Liverpool, quien una vez más cobra notoriedad y además quiere cobrar multas a los jugadores en caso de que no se presenten a jugar.

Nadie escribiría un guión en el que un personaje tuviera un cambio tan rotundo en su accionar; pero a veces, la realidad supera a la ficción. De una carrera signada por la firmeza en sus convicciones y por la independencia económica, que lo llevó a plantar cara a Paco Casal, a los equipos grandes o a Fonseca; José Luis Palma pasó a jugar en el otro bando. La bandera de los equipos chicos y la de la independencia, quedaron guardadas en algún cajón. El dirigente rotó 180° su posición y es hoy otro hombre al que muchos no reconocen. La actualidad lo encuentra en la misma vereda que Casal, desde que tuvo que optar por Nike o Puma. Por esos giros de guión en los que la vida real sorprende más que las novelas, hoy lidera el frente que va con todo contra el movimiento Más Unidos Que Nunca y de paso le apunta a Wilmar Valdez y a la AUF con la negociación de los derechos televisivos hasta el 2032.

Uno a esta altura no se sorprende de casi nada. Hasta se pregunta si los que desoyen el reclamo de los futbolistas no empezarán a hacer como está haciendo el Partido de la Gente con los candidatos a intendente, llamando a aspirantes a cubrir los lugares en los planteles con ciudadanos que se sientan idóneos para ponerse los cortos y suplir de la mejor manera posible a los profesionales que hoy siguen plantando su bandera.

Pero el fondo de todo esto, es que la gente no come vidrio. Al fútbol lo siguen jugando los futbolistas y nadie va a pagar una entrada para ver a desconocidos luciendo la camiseta de sus amores. Para eso, se compra unos bizcochos y se va a ver un partido de la liga universitaria o del baby fútbol, total si lo que algunos quieren es que ruede la pelota a cualquier costo y por qué no alguna cabeza por el camino.

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