El rincón de las arañas

Intervención no se escribe con Ache

28 Aug , 2018  

Prof. Hermes J. Sanabria

El título puede parecer una obviedad, pero tal vez sea la única que va a encontrar en esta novela de trama más intrincada que el árbol genealógico de la novela 100 años de soledad. Y mire que era enredado el tema de la familia Buendía, como para tener una referencia. ¿Intriga? Para todos los gustos. ¿Nuevos personajes? A cada rato. Lo único que podemos dar por sentado -por ahora- es que la intervención no será con Ache, aunque todos sabemos que hasta la Real Academia Española cede y va cambiando nuevos usos de las palabras.

Así van las cosas, en este partido entre la realidad y la ficción. Tal vez sea esa voracidad que tiene la gente por consumir todo el tiempo nuevas series, que cada vez es más difícil sorprender al espectador con un giro argumental inesperado. Por eso, todo este tema de la AUF tiene dos aristas bien claras: por un lado, mantiene enganchados a propios y extraños. Por el otro, cansa. Mucho. Mire que uno ha estado adentro de una cancha; por si fuera poco, de puntero. E izquierdo, para más datos. Aún así, no recuerda que aquellas carreras por la banda lo agotaran tanto como la dinámica de nombres y vueltas de tuerca que tiene esto.

¿Quiénes son los buenos? ¿Quiénes son los malos? ¿Por qué aparece este personaje en este momento? ¿Qué tendrá que ver esto con la historia? Esas cuestiones son siempre atendibles cuando uno sigue una serial, pero tienden a agotar la cabeza cuando pasan de verdad. Tal vez es solo una impresión, pero tanto nombre cansa más que llevar un vestuario con 30 personas con cabezas diferentes. Y mire que uno ha lidiado como conductor de grupos con muchachos difíciles, no vaya a creer que no.

Sin embargo, tal vez haya algo en la velocidad de los acontecimientos en la vida moderna. Y en que uno tenga ya 74 eneros, dato no menor. ¿Sabe qué es peor? Que uno tiene hasta el miedo de que, por ser “hombre de fútbol en varios estamentos”, le vaya a caer una llamada tanteando la disponibilidad para integrarse a la comisión restauradora del orden institucional de la Asociación. Porque al ritmo que vamos, no van a quedar más nombres para tirar, ni más personajes nuevos que puedan sorprender a un público que se distrae enseguida. Y lo que es peor, ahora que uno está de este lado y escribe, es que también se da cuenta de que el tema de la AUF cansa. Y mucho.

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