El rincón de las arañas

Ojo con el mal de ojo

7 Sep , 2017  

Prof. Hermes J. Sanabria

Antes del partido contra Paraguay, hablábamos acerca de ese momento tan importante en la vida de un hombre, en el que llegaban los pantalones largos. ¿Estaría Valverde pronto para el cambio? Porque en estas cosas generalmente no hay vuelta atrás, una vez que se da el paso es para siempre. Y la verdad que no le quedaron mal de talle los pantalones al juvenil, que llevaba además una pesada mochila como cuando iba a la escuela. Por eso, nos deja una inmensa satisfacción el haber hablado de antemano de lo significativo de ese momento.

Casi como si hubiera salido de la pluma de un guionista con mucho oficio, la historia del chico que debuta en la mayor y se convierte en la historia que opaca a todo lo demás, ocupa hoy todas las portadas. De golpe, no se habló más de la similitud de estilos con los paraguayos porque por esas cosas raras de la vida tuvimos una posesión digna de la Holanda de Rinus Michels, el Barcelona de Cruyff o el de Guardiola, o el River de Carrasco. Tampoco se habló mucho de que nunca habíamos ganado en ese estadio por Eliminatorias, incluso se dejó de hablar de Suárez por cualquier cosa que nuestro delantero hiciera. Es que, a los uruguayos, como a cualquier ciudadano de esta tierra, nos gustan los cuentos de hadas.

Y si tendrá el fútbol uruguayo momentos mágicos, incluso en aquellos lances en los que parece estar al borde del knockout. En definitiva, todos necesitamos algo en que creer y gente a la que confiarle nuestras esperanzas. Hoy, Valverde parece ser esa persona. Pero cuidado, no exageremos al punto de que cuando lo veamos en algún aeropuerto, le pidamos a Cavani o a Godín si nos sacan una foto con él. Por favor, seamos mesurados. Que ahora no empiece el aluvión de empresas que quieren al pibe con cara de quinceañero y talento de patrón del mediocampo para publicitar sus marcas, que de golpe el niño prodigio no empiece a reemplazar a Muslera o a Suárez en las páginas de farándula, que no aparezca la tentación de decir que la selección es “Valverde y diez más”.

Así como alguna vez alguien puso un video club y todos salieron a copiarle, no le hagamos mal de ojo a Valverde. Puede que hoy las señoras lo vean como el yerno que cualquiera quisiera tener, que entrevisten a amigos de la infancia que digan que siempre era el mejor en todo, o que vayan a preguntarle a Zidane y a Cristiano Ronaldo si vieron el partido. Pero también puede que le toque tener un mal partido, ahí habrá que ser coherentes y no pedir por la vuelta de Arévalo Ríos o el Tata González. Los pantalones largos son para siempre.

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