El rincón de las arañas

Un campeonato aparte

30 Nov , 2018  

Lo decía un histórico dirigente, “los campeonatos se ganan en los períodos de pases”, máxima tan clásica en nuestro fútbol como comerse un chorizo en el estadio. Y podría decirse que este momento tan especial constituye un campeonato en sí mismo, que termina casi siempre con los mismos equipos peleando las primeras posiciones. Creemos que no tardará en llegar ese día en el que se computen los puntos correspondientes al resultado que den esos pases que tanto nos dan que hablar en lo previo, y también cuando finalizan los campeonatos. Porque sería justo, así como se quitan puntos por desmanes, que se haga lo mismo por la incorporación de un crack que no termina explotando como prometía.

Cada período de pases renueva la ilusión del hincha, nos otorga a los periodistas la posibilidad de tener bastante tema para desarrollar nuestra labor, y sobre todo posiciona a los contratistas como las verdaderas estrellas. Son estos señores de traje los que mueven los hilos con suprema habilidad, colocando a sus piezas como maestros del ajedrez sobre el tablero. En otras épocas, los campeonatos los definían Spencer o Artime, pero hoy sin dudas un contratista en estado de gracia es más desequilibrante que el mejor 9 de área.

Los famosos “paquetes”, los “tapados”, los que vienen de seis meses sin jugar y se tornan accesibles para los equipos de nuestro medio, los promisorios juveniles que buscan mostrarse, los que están más rotos que la nariz de un boxeador, todos son el tema de conversación en el boliche y en la calle. Por eso, que los campeonatos se ganan en los períodos de pases es una verdad tan absoluta como que la leche es blanca o que goles errados son goles en contra.

¿Qué puede haber más lindo como periodista que titular “los reyes vinieron con el pase de fulano”, si estamos en el período de pases de verano? Créanos, amigo lector, que es algo que parece una frase hecha que usamos, pero está tan llena de ilusión como la que usted siente al leerla. Porque para usted como hincha, debe haber pocas cosas más ilusionantes que escuchar 50 nombres de delanteros de la B de Argentina, de ignotos brasileños que vienen a hacerse un nombre, o de ídolos de su club que piensan en pegar la vuelta.

“Vamos a traer 3 ó 4, pero desequilibrantes”, le dice el presidente de su club, antes de traer 15 jugadores que transforman por completo a cualquier plantel. Y es ahí, cuando su equipo empieza a ganar el campeonato. O a regalarle una temporada que usted no olvidará jamás por lo mala, y en la que además no le conocerá la cara a la mitad de esas incorporaciones. Son las reglas del mercado, dicen.

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